En el mundo de Dócil está todo lo que hay en nuestro mundo: El sol, la luna, las estrellas, el cielo, los carros, los edificios, los árboles, sin embargo, en el mundo de Dócil todo esto tiene música.
La banda ha logrado, después de varios años plasmar en un CD esa idea tan visual que tienen del mundo. Andrey Castillo (Teclados y programación), líder musical de Dócil ya había buscado una relación entre lo musical y lo visual con su proyecto Charco Corazón, una experimentación sonora de la naturaleza del Municipio de Jardín, que buscaba narrar desde lo sonoro ambientes visuales, en Dócil escuchamos una evolución citadina de ese sonido. Una ciudad melancólica.
La presentación de álbum es pequeño diario de notas, que fue dejado en algún escritorio esperando que alguien musicalizara las frases sueltas escritas a mano, con tachones, paréntesis y notas, con el tiempo, a merced de la intemperie, sus hojas se tornaron color ocre y sirvieron de porta vasos ocasional. Al abrirlo mientras suena su música entramos a un mundo de sentimientos comunes: la soledad, el llanto, el amor, el tiempo. El mundo de Dócil es poético.
Dócil se ha abierto camino en la escena electrónica de la ciudad de Medellín, sin embargo, su propuesta no es solo música pensada para la pista de baile, de hecho los temas fiesteros son la excepción, Dócil es más bien una idea audiovisual que debe ser escuchada con detenimiento, y en la cual junto con Andrey, están Viviana Suarez, en la voz y Brian Castro en la guitarra.
En su música hay algo del Synth pop y el Trip Hop de los años ochenta y noventa, sin embargo, tiene un toque personal del sonido pensado en la ciudad de Medellín, donde las Reverberaciones y los Delays buscan resaltar la predomínate, dulce y sobria voz de Viviana Suarez que tranquiliza los oídos en estos tiempos de excesivos imitadores televisivos. A esa inspiración que viene desde lo poético y teatral le han impregnado disciplina y calidad sonora que bajo la producción de John Mario Giraldo (Magio) mantiene ese estilo de la época del sello local El Colectivo.
El año pasado ganaron la beca de creación cultural de la alcaldia de Medellín y el resultado es su primer álbum, simplemente titulado Dócil, un trabajo lleno de dulce poesía, a veces más dulce de lo normal, sin embargo, es una propuesta que busca algo más que el sonido simple e instintivo del beat electrónico y él te quiero en repetidas ocasiones.
Cerrar el libro es dejar el calmado mundo dócil, para volver al salvaje mundo nuestro: el cielo, los carros, los edificios, los árboles, pero esta vez con música.
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