Reseña: Velandia y la Tigra
Cuesta arriba con sonidos de Abajo.
Alguien gritó ¡Que viva Piedecuesta!, entre la contraída multitud que había en el Deck, un pequeño club de la ciudad de Medellín, en una presentación de Velandia y La Tigra, una rareza musical que por estos días estuvo de gira por nuestra ciudad y que suena así así de vertiginosa como el nombre de su lugar de origen
Piedecuesta es una pequeña población a las afueras de Bucaramanga, Santander. Para muchos de nosotros, es increíble pensar que en un pueblo con un nombre raro salga un grupo de tales características musicales. Y no es solamente por eso que Velandia y la Tigra nos sorprende, lo hace por la rareza de su propuesta que retoma diferentes elementos regionales como la retahíla, un lenguaje agresivo, en ocasiones incomprensible y una música disonante con toques folclóricos lo que nos hace pensar en lo singular de su lugar de origen.
Edson Velandia, su líder, tiene esa actitud rockera desfachatada y grosera que a la final causa simpatía en el público, Su presencia escénica no se basa en su estética ni en el virtuosismo de su voz, sino que radica en la espontaneidad que tanto extrañamos en la escena local, que no carece de calidad, pero en cierta forma sigue copiando estilos que vemos en videos o en Internet y precisamente son esos parámetros los que buscan los festivales locales.
El jueves en el Deck Velandia y la Tigra tocó disparando sus últimos cartuchos de un par de semanas de varios toques en diferentes escenarios de la ciudad con públicos diferentes. El ambiente del lugar se torno tan denso como su música, que el cuerpo no sabe exactamente si bailarla, entenderla, reírse o dejarse sorprender. Lo que si nos quedó claro es que puede no gustarnos, pero hay allí sin lugar a dudas una actitud salvaje que rara vez vemos en nuestros nuestros escenarios plagados de formalismos e institucionalidad.
Tampoco es acertado decir que nos encontramos ante una revelación divina, Velandia y la Tigra retoma elementos de viejos clásicos del rock psicodélico, progresivo y algo del jazz experimental, sin mencionar nombres propios, lo han mezclado con originalidad desde lo musical y lo visual, tomando lo más ¨bajo”, nosotros diríamos “mañe” de la cultura popular del centro del país y para comenzar a subir cuesta arriba de la árida tierra santanderiana.
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