Ante la aparición de tanto revoltijo sonoro desencajado y demasiado ¨sensible¨ y ¨artístico¨, solo te quedan tres opciones: reírte como un verdadero tonto y soportar estoicamente, cortarte las venas o pegarte un tiro en la cabeza.
Probablemente una parte de la nueva generación ¨indie¨ lo desconozca o le suene raro e incluso ¨pasado» , otra lo asume como un item «trendy» de dinámica infalible al que le pueden sacar provecho. En la década del 70 apareció un género imprevisible e incontrolable que bajo el nombre de Soukuss aportó el lado más imaginativo, extravagante y vanguardista a nuestra amada verbena.
Una rumba Africana originada en El Congo entre los años 30 y 40, capaz de hacer mover el culo a cualquiera a punta de polirritmia epiléptica a base de guitarras eléctricas, tambores de conga, pitos, maracas, trompetas y charrascas, cagándose en las muelas de los humanos más brincones y haciendo temblar las casas de la mano de potentes máquinas de sonido llamadas Picós.
Al Soukuss también se le conoce como ¨Lingala¨ refiriéndose al idioma de la region. Durante los ochenta e iniciando los noventa se hizo popular una evolución más rápida llamada Kwassa Kwassa (léase guasa guasa), una especie de japijarcor demencial con excesivas dosis de veneno. En la actualidad existe una orientación aún más veloz y masacradora llamada Ndombolo (léalo como le venga en gana), no apta para gallinas.
Cuando sea grande añoraré no haber tenido un grupo de Soukuss.
Los dejo con un clásico del soukuss ochentero llamado ¨Tantina¨ más conocido en el mundo verbenero como ¨El Satanás¨ e interpretado por el genial Zitany Neil: